Para los que no saben qué hacer el fin de semana en Cambridge, proponemos acudir a la "
Beer festival" que se celebra en uno de sus parques, en Jesus Green. Allí podrás probar cualquier cerveza de todos los rincones del mundo, en compañía de amigos y bajo el sol que esta semana nos está acompañando, aunque sea por unos días.
Pero no volemos a una isla, sino a una capital, probablemente muy desconocida para muchos. Estar allí hará que te traslades a la Edad Media. Simplemente viaja en el tiempo con nosotros a una ciudad bonita.
Debido al título del post ya sabéis de qué sitio se trata. Aunque en clase de geografía no nos aclaramos muy bien con la capital de Suiza, al igual que de la de Australia o Canadá, ya que nos salía ciudades como Ginebra o Zurich. Pero Berna, a dos horas y media en coche desde Zurich, es la capital de la Confederación Helvética.
En relación con esta última palabra, habrá que explicar porqué se llama así. Suiza no nació como un estado, sino que estaba formado por diversos cantones, como regiones, con poderes absolutos que se aliaron. Querían seguir definiéndose a sí mismos como confederación, y en 1848 el gobierno quiso unirlos con una autoridad central llamada helvética, que significa suizo* .
Berna se encuentra en la parte alemana y tiene su propio aeropuerto. Es fácil ir gracias a los vuelos "low cost" y tiene conexión con diferentes ciudades de Europa y de África. El
aeropuerto de encuentra a pocos minutos de la ciudad y podrás ir en el
Airport Bus 334, disponible todos los días.
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Airportbus Bern Distribuido por: bernmovil.ch |
Pero, después de un buen desayuno suizo, del cantón alemán de Thurgau a 50 minutos de Zurich, compuesto por diversos tipos de panes y croissants con la masa del "preztle" vamos a adentrarnos al centro de Berna. No es muy grande y en una mañana habrás pasado un buen día matutino. Podrás encontrar una arquitectura singular, carreteras casi peatonales en donde solo pasan los autobuses, a los laterales calles protegidas por pórticos, como en la ciudad de Bologna, y edificios que te harán viajar y soñar a otra época.
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Desayuno suizo del cantón de Thurgau |
Lo más curioso es lo que podemos encontrar en su calle principal. A los laterales, colgados en los edificios, podréis observar diferentes banderas con escudos que representan cada cantón de Suiza. Y además encontrareis tiendas subterráneas: no tienen escaparates y parece que se trata de un trastero cuando ves sus puertas, pero cuando las abres y bajas te sorprendería lo espacioso que es la tienda para una entrada pequeña. Además, cuidado con las cabezas. Aunque no te sientes en una ciudad moderna, por mucho que te encuentres Zara o H&M.
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Calle principal de Berna
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Acceso a una de las tiendas subterráneas Distribuido por: flickr.com |
El diseño de la ciudad es muy singular. La calle principal se divide en "secciones" gracias a sus peculiares relojes que indican la hora e incluso otros términos de astronomía y los signos del zodiaco. Y sobre todo, fíjense que en el centro de la avenida se encuentra una estatua con un oso. Se trata del símbolo de la capital.
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Uno de los relojes de la ciudad |
Dejando a un lado la avenida principal, nos adentramos en un mercado de comida local. No deben olvidarse de probar los típicos quesos suizos. Y si son valientes, compren uno para sus casas. Eso sí, debido su olor, acuérdense en el avión de los otros pasajeros. Por tanto, tápenlo mucho.
Cruzando este mercado, os encontrareis en el edificio en donde se debate y se maneja todo el futuro del país: el palacio federal. Como ya se dijo en nuestro post de introducción, el sistema político suizo es diferente al español, por ejemplo. Los ciudadanos no eligen directamente a los presidentes, que en este caso son siete. Cada región vota a su representante y estos los escogen. Los siete miembros ejercen una responsabilidad, un papel: exteriores, interior, economía... pero cada uno es igual que los demás. Aunque temporalmente, y por ejemplo si se encuentran en un caso de emergencia, entre ellos nombran a uno para que "ponga un poco de paz". Pero el rol que ejerce es el mismo que los demás y continuamente van rotando.
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La plaza y el palacio federal Distribuido por: swissinfo.ch |
Y por último tras dejar la plaza federal con su edificio público, llegamos a la catedral. De estilo gótico, llama su atención la torre y con ella sus vistas a toda la ciudad. Pero antes de eso tiene que tener cuenta una cosa: subir los 334 escalones para contemplar el paisaje. Lo sabemos, les ha pillado de imprevisto, pero ya avisamos por si acaso. Su torre tiene una atura de 1006 metros y les aseguramos que las vistas a todo el centro y al río que pasa por la ciudad, el Aare, son impresionantes. Una vez allí nos darán la razón cuando les decimos que gracias a Berna viajamos en el tiempo.
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Catedral San Vicente de Berna Distribuido por: absolutsuiza.com |
No es necesario subir hasta lo más alto, ya que tiene un espacio para pararse y si quieren descansar por la mitad. Y mientras están bajando adéntrense en un acceso en donde podrán observar las grandes campanas que suenan cada cierto tiempo. Son tres, pero tengan cuidado para que no les pille sonando.
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Vistas de la ciudad de Berna |
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Vistas del centro de Berna |
Y para cerrar la mañana o la tarde, vayan a las tiendas locales para comprar productos hechos a mano, como relojes, o paseen por el río principal. Para todos nuestros lectores, les vamos a dar una sorpresa. Y es que en la orilla se podrán encontrar, inesperadamente, osos pardos que viven allí. No tiene desperdicio.
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Paseo por el río con los osos Distribuido por: travelreportmx.com |
Hemos acabado la semana soñando un poco, adentrándonos en otra época a través de una ciudad pequeña pero lleno de cosas por ver y hacer. Y como buenos suizos, terminen el día cenando un auténtico founde de queso. Pero acuérdense, que el que pierde el pan en el contenido, debe pagar un chupito a todos los miembros de la mesa.
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Founde de queso |
Feliz fin de semana viajeros.
VOLANDO VOY.